De intercambio en Madrid

Las aventuras de un SICUE gallego en la Villa y Corte

4.9.07

Despedida

Nota del autor: Este texto corresponde al domingo 2, como se desprende de su contenido. La vida, que no me dejó subirlo antes...
Al acabar los exámenes, empecé a despedirme de todo el mundo en Madrid como si no fuese a verlos más; y tuve que repetir la despedida cada semana, porque nunca acababa de irme. Realmente, mi estancia más larga fuera de la capital de todo el verano han sido mis diez días largos en Marruecos, así que lo de “irme” no puede dejar de ir entrecomillado.
Pero ahora parece que sí. Aunque se vislumbra un más que probable retorno a Madrid en 2008 (o antes, quién sabe), mañana me voy por fin a Mallorca y no creo que abandone la isla hasta Navidades. Por eso, las despedidas de estos días han sido si cabe un poco más sentidas que las anteriores. Ayer por la noche cenamos juntos Vero, Jorge, Javi, Pablo y yo. Recibí la alegría de mi vida cuando en medio de la cena sacaron una bolsa llena de regalos a propósito de mi recién pasado cumpleaños; nadie fuera de mis familiares me había regalado nunca nada en semejante ocasión... Finalizada la cena, compramos para el postre dos tarrinas de helado y fuimos a comérnoslas a la terraza del piso de Javi. Pasaban ya de las doce, la gente tenía que estudiar sus respectivos septiembres y entre abrazos y besos levantamos el campamento. Pero como Javi prometiese acercarme hasta casa en su coche de paso que subía al chalet de Torrelodones donde su familia vive en verano, nos quedamos recogiendo un poco el piso y preparando una última taza de café. Es una pena que las tazas de café y las espléndidas vistas sobre la Plaza de España de la terraza favorezcan hasta tal punto las confidencias de amigo a amigo, ya que por culpa de eso Javi anoche no pudo estudiar; para cuando nos dimos cuenta, el rato se había alargado hasta las cuatro de la madrugada...
Despedida de mis amigos, y despedida también del blog. No tiene mucho sentido mantener esta página ahora que ya ni soy un estudiante de intercambio SICUE ni voy a vivir (al menos de momento) en Madrid, ¿no? Pero no os preocupéis, aunque todavía esté a medio construir, nos vemos desde ya en Biólogo y becario...

1.9.07

Hasta luego, Galicia

El lunes está a la vuelta de la esquina, y ante lo inminente de mi partida a Mallorca, de donde previsiblemente no saldré hasta Navidades, he dedicado estos dos últimos días a recorrer Galicia, saludando y despidiéndome a la vez de bastantes amigos biólogos que hacía tiempo que no veía.
El jueves por la mañana me recibió Óscar en la estación de autobuses de Pontevedra. Paseando por las playas de Marín mientras charlábamos de la carrera y de su grupo de música (y viendo de reojo además cómo mi primer zarapito trinador Numenius phaeopus de la temporada 2007/08 sacaba cangrejos de entre las rocas) se nos pasó la mañana volando, y enseguida cambié su compañía por la de Raúl (el que se fue de Erasmus a Azores) y Leo (amigo de Derecho, el único no biólogo de estos días). Tuvimos tiempo de sobra de arreglar el mundo toda la tarde, alrededor de los huesos que quedaron como testimonio de la churrascada preparada en la finca de Raúl (la última de tantas y tantas memorables rauladas celebradas a lo largo de estos cinco años...). Y a las ocho, bus a Santiago.
Siempre es un placer pasar un día en La Estila, pero con el aliciente en esta ocasión de que se encontraba allí Juan Pablo Bujía, porteño y guitarrista, residente del curso 2005/06, que había vuelto de Argentina para realizar un curso de perfeccionamiento durante el mes de agosto. Por la noche tenía un concierto contratado en el “Malas Pécoras”; y oyéndole tocar el Capricho Árabe mientras me llegaba el olor del porro que alguien se estaba fumando en el bar, a punto estuve de dejar escapar una lagrimilla, acordándome de Marruecos...
Hoy fue un día para disfrutar del café, del maravilloso café de La Estila. Dos tazones al desayuno; un café con hielo antes de comer, después de haber pasado la mañana con Tito; y un vaso de delicioso café fredo en la sobremesa, antes del Rosario en el jardín del Colegio Mayor, cada vez más bonito desde que dejé de cuidarlo yo...
Todavía tuve tiempo de ver a María antes de coger el bus y de llegar a Orense justo a tiempo de colaborar (mal que me pese) con el desembarco a la inversa de todos los paquetes que traía mi madre en el coche, recién llegada de la aldea con mis abuelos...
Y mañana, Talgo a Madrid. ¡Nos vemos!

29.8.07

El paso

Para mí, estos últimos días de verano son los mejores para pajarear. En esta época se desarrolla el paso postnupcial de las aves que, habiendo criado en latitudes norteñas, se dirigen ahora a sus cuarteles de invernada. El paso postnupcial suele venir mucho más empaquetado que el prenupcial, que se desarrolla a lo largo de tanto tiempo que casi parece tocarse con éste. Bien es verdad que, como coge a muchos bichos en plena muda, están los pobres un poco feos, habiendo perdido a las galas nupciales, pero por unos días la cantidad compensa la calidad. Y es que el campo se llena de bichos; las especies estivales no se han marchado todavía, está todo lleno de pollos aún inexpertos que se dejan acercar bastante y llegan esas especies centroeuropeas que casi sólo se ven en estas fechas, de camino al África subsahariana. Es el momento de disfrutar y aprender comparando plumajes y voces de mosquiteros comunes, ibéricos y musicales; tarabillas comunes y norteñas, colirrojos tizones y reales; papamoscas, collalbas... La (mala) foto de arriba es de un macho de colirrojo real Phoenicurus phoenicurus que se dejó caer ayer por la huerta; es una especie que lo está pasando bastante mal en toda Europa y que cada vez se deja ver menos en los pasos (y máxime aquí en Galicia, donde nunca ha sido muy abundante). El vídeo de abajo (tenía ganas de probar esta nueva función de Blogger, aunque sigo sin saber cómo se cuelgan los vídeos de YouTube...) es de un papamoscas cerrojillo Ficedula hypoleuca, especie epítome del paso; en tres semanas pasa de no haberlos a haber uno sobre cada poste y a dejar de verse otra vez.

28.8.07

En Marruecos...


... me he aficionado al té con menta, muy dulce y muy caliente; y al zumo de naranja, muy dulce y muy frío.
... he reído con ganas al escuchar al dueño de la Casa Rural de Azzilane (Chaouen) referirse a los bosques naturales y a las plantaciones de repoblación como “árboles de Dios” y “de la empresa” respectivamente.
... me he entristecido al oír varias veces decir “las personas y las mujeres...”, y al ver cómo mientras ellos están de tertulia a la sombra de una higuera ellas se matan a trabajar.
... he descubierto que se vive de maravilla con la décima parte de las cosas que considero indispensables para sobrevivir en España, desde los cubiertos al desodorante.
... he aprendido a dar gracias a Dios por el agua corriente.
... me he sacado de encima un montón de prejuicios estúpidos sobre “los moros”.
... he añadido seis aves y tres herpetos nuevos a mi haber, a cada cual más bonito :-D
... me he hartado de ver fotos de la cara de falso de Mohammed VI en cada uno de los comercios, oficinas o casas en las que entramos.
... he rezado el Credo con mayor fervor que nunca cada vez que el canto del almuecín me despertaba en mitad de la noche.
... he llorado, porque también al amigo que se va se le muere algo en el alma.

27.8.07

Azul


Tras la semana estresante del rodaje, Mario y yo nos tomamos unas merecidas vacaciones dentro de las vacaciones (más merecidas por él que por mí, pero bueno...); y aprovechando que lunes y martes eran festivos, dedicamos cuatro días a visitar Chaouen y sus alrededores.
Chaouen (o Chefchaouen, o Xaüen; o “Jaén”, que para el caso es lo mismo), la ciudad prohibida fundada por los moriscos expulsados de España, a la que los cristianos tenían prohibido el acceso so pena de perder lo que crece sobre el cuello, es la ciudad principal del Rif montañoso; región conocida por sus abundantes manantiales, por la calidad de su lana (qué buenas y qué bonitas, las mantas de Chaouen), y desgraciadamente por ser el origen de la mayor parte de derivados del cáñamo que se consumen en Europa...
En la ciudad destaca su medina (o “casco antiguo”) de casas pequeñas, pegadas unas a otras y articuladas en laberínticos callejones; de paredes encaladas y pintadas hasta la mitad de lavanda o turquesa; de puertas hermosamente ornamentadas del color del ala de un arrendajo... Dedicamos además dos de los días a recorrer las montañas que se alzan tras la villa, donde medran de la mano cedros y quejigos, abetos y alcornoques; donde sobre cada arbusto reluce, indescriptible en su belleza, un colirrojo diademado Phoenicurus moussieri.
Fue un puente que se volatilizó como por ensalmo, tan a gusto estábamos rodeados de gente amabilísima y siempre risueña, o recorriendo caminos de cabras a lomos del Fiat Uno alquilado que amenazaba con dejarnos tirados a cada curva... Y casi sin darnos cuenta de que nos habíamos ido estábamos de nuevo en Alhucemas, saboreando en el bar del puerto el pescado que acabábamos de comprar a pie de barco, esperando a que saliese el ferry con destino a Málaga...
Esperando volver.

26.8.07

Las nueve de la noche, una hora más en Canarias...

Venga, ya hablo de Marruecos, ya...
La primera impresión que se lleva uno al desembarcar en Alhucemas (Al Hoceima; “Josema” para los amigos) es de caos; y ya, si los policías han puesto problemas de pasaporte aún antes de salir del puerto, pues miel sobre hojuelas. Alhucemas es el principal destino turístico de sol y playa para los marroquíes emigrados al extranjero (los “haris”), con lo que en agosto no cabe un alfiler. Llevados del afán de aparentar delante de los que se han quedado, se gastan sus ahorros en comprar (o alquilar) el mejor coche que haiga para pasearse con las ventanillas bajadas y el reggaeton a todo volumen. Al atardecer las masas invaden las calles y gente, coches, motos y algún burro despistado se mezclan e intentan no atropellarse mucho, mientras el recién llegado empieza a sentir eso que los que saben llaman “África”.
El Parque Nacional, aunque muy bien planeado sobre el papel, no dejaría de ser un bonito mapa si no fuese por asociaciones como MPDL y otros grupos locales, que se dejan la vida supliendo la dejadez gubernamental. A lo largo de la semana que pasamos en Alhucemas, Mario y yo estuvimos al servicio de un equipo de voluntarios venido también de Madrid con el fin de grabar un vídeo de sensibilización ambiental, con multitud de entrevistas a la población local hablando de los grandes problemas de la zona; mayormente la escasez e insalubridad del agua dulce y la acumulación de basuras fuera de todo control. El asunto del vídeo, aunque fuente de estrés constante por llegar tarde a todas partes y quedar siempre mil cosas por hacer, nos permitió por lo menos recorrer al detalle todo el parque, llegando a las playas más escondidas y a los valles donde bosques de araares, majestuosos algarrobos y espesuras de palmitos y lentiscos cobijan a una fauna distinta y al mismo tiempo similar a la española.
Resumir en unas líneas la gran cantidad de anécdotas que pueden sucederle a uno recorriendo en pick-up carreteras polvorientas llenas de burros y cabras, enfrentándose a entrevistados que por “breve y conciso” entienden el soltar de una tacada media hora de razonamientos en árabe o amazigh, intentando que la boca recupere su sensibilidad después del enésimo vaso de delicioso té con menta tomado a una temperatura ligeramente inferior a la del punto de fusión del plomo... es algo que se me antoja imposible. Poco a poco, inch Allah, espero poder sentarme con cada uno de vosotros y hablaros con calma de todo lo que Marruecos le deja a uno dentro.
¡Ishlama!

25.8.07

Homofonías

Hace unas semanas el Tribunal de Luxemburgo condenó a España, entre otros países, por no haber declarado suficientes Zonas de Especial Protección para Aves (ZEPA’s); siendo varias las CC. AA. deficitarias. No es que las aves gocen de zonas de especial protección por su cara bonita, si no que como son más fáciles de observar que otros elementos de la fauna, se emplea la medida de la diversidad y abundancia de aves como medida de la diversidad y abundancia totales de un medio dado.En Galicia en concreto faltaban por proteger varias zonas húmedas, y una de ellas es la de A Limia, donde está mi aldea, desde la que os escribo estas líneas. Aunque ya he hablado más veces del tema, recordar de pasada que en A Limia se encontraba una de las mayores extensiones de agua dulce de España, la Laguna de Antela, desecada en los 60. Los terrenos agrícolas resultantes de esta desecación cobraron fama como productores de patata y de cereal; pero actualmente es una comarca que subsiste a base de subvenciones de la PAC. La tierra hace tiempo que perdió su fertilidad, lo que obliga a usar cantidades masivas de abono y a recurrir a un sistema de regadío pésimamente gestionado para obtener cada año cosechas más mediocres. Lo sorprendente es que todavía quede algo que merezca la pena proteger... Alcaldes y miembros de sindicatos advenedizos, a la búsqueda de clientela política, han azuzado a la población local, augurando una debacle económica si se llegan a proteger como ZEPA los terrenos de la antigua laguna (como si se pudiesen gestionar aún peor estos terrenos, donde ya sólo es entable la extracción de áridos...). Ayer en Ourense hubo una manifestación contra esta medida, de la que hoy se hacía eco el periódico que entró en casa, desencadenando la tragicomedia de cada día: Mi abuelo, que se precia de estar siempre muy informado, se quejaba de que la Xunta quería obligar a los agricultores a cambiar patatas y trigo por viñedos, insistiendo en que Xinzo es demasiado frío para las cepas (sic)... Campo abierto, mi madre al ataque. Qué aburrido sería Vilar de Barrio sin discusiones familiares...
... Y menuda está cayendo ahí fuera...